- Editorial:
- DESNIVEL EDICIONES
- Año de edición:
- 2020
- Materia:
- MONTANISMO: HISTORIA, NARRATIVA, ENSAYO
- ISBN:
- 978-84-9829-503-0
- Páginas:
- 304
LA HISTORIA DE WANDA RUTKIEWICZ EN LOS LÍMITES DE LA VIDA
EN LOS LÍMITES DE LA VIDA
ANNA KAMINSKA
«Moriré en la montaña», decía Wanda Rutkiewicz. Y mantuvo su palabra. El 12 de mayo de 1992 moría en el Kangchenjunga, en el Himalaya. Tenía que ser su noveno ochomil. Nadie presenció su muerte, nadie oyó sus últimas palabras, nadie encontró su cuerpo. Su desaparición, como tantos otros sucesos de su vida, a día de hoy sigue siendo un misterio.
Wanda Rutkiewicz (1943-1992), la alpinista polaca más sobresaliente de todos los tiempos, escaló nueve de las cumbres más altas de la Tierra. Fue la primera mujer en el K2 y la primera europea en el Everest. Ya de niña la conocían por su tenacidad, pero tuvo que madurar rápido. Cargó con el peso de un entorno familiar complicado. Aun así, la vida siempre eligió papeles protagonistas para Wanda: estudió electrónica porque le apasionaba la cibernética, fue jugadora profesional de voleibol y gran alpinista. Cuando no se sentía valorada hacía todo lo posible para demostrar que era la mejor, Wanda solía repetir que para ella eso era como gasolina para vivir. Así había sido desde su infancia, demasiado corta, quizá por eso vivió de expedición en expedición, sin ataduras, buscando una eterna libertad.
Anna Kamiska, con compromiso detectivesco y perspicacia periodística, descubre las facetas desconocidas de Wanda. A partir de documentos, fotografías y recuerdos de sus seres más queridos que por primera vez han accedido a ser entrevistados consigue algo más que una biografía: un relato apasionante sobre una mujer excepcional, sobre cómo vencer demonios y debilidades, sobre pasiones que infunden fuerza, sobre los misterios que se llevó consigo a las alturas
Por una parte, una historia de destrucción y dolor, pero a la vez un canto a la fuerza vital y creativa de una mujer adelantada a su tiempo, que no se doblegó ante los cánones que la sociedad había escrito para ell